Los incendios en las Sierras de Córdoba tienen un fuerte aroma a naturaleza quemada.
Son resultado de una problemática ambiental fuerte y sesgada desencadenada en el pleno de la pandemia.
Los incendios nos deben preocupar no solo por este retroceso del ambiente natural cordobés, sino porque estos acontecimientos nos invitan al escenario del riesgo sanitario animal y el hombre no deja de serlo. El abordaje de "UNA SALUD" así lo establece.
La ciencia hoy discute los riesgos de la dilución génica y su relación con la potencial aparición de nuevas enfermedades con características pandémicas para el ser humano en el planeta.
Dentro de unos días nuestra provincia evidenciará una realidad categórica: el Bosque Chaqueño Serrano se encontrará con menos ejemplares de varias de las especies que lo componen; o sea con menor abundancia.
Esto nos desnuda. Nos lastima. Nos deja al borde de otras situaciones negativas, por ejemplo muertes de animales por hambre, por enfermedades, inundaciones en verano por la falta de captación del suelo y el escurrimiento rápido hacia los cursos de agua, etcétera.
Entre los que entienden que todo es lucro y que la naturaleza está al servicio del humano hasta los que se sienten animales de la tierra o sea de la Pacha, se sustentarán las discusiones pertinentes por mucho tiempo. Incluso después que el verde, aunque sea un verde mentiroso, vuelva a tapar el negro.
Los que hemos tenido fuerte arraigo en las Sierras sabemos de lo que son capaces, sabemos de su resiliencia. Pero por sobre todo nos damos cuenta que no tenemos derecho a ser una especie tan temeraria, tan falta de cordura, tan egoísta y tan invertidamente salvaje.
En Córdoba hay pandemia, hay fuego, hay humo y aromas a churqui y a chañar quemado...
Las Sierras están de luto. El negro que las viste no es casual.
Algo huele mal en Córdoba y no solamente en las Sierras...
Prof. Dr. Fidel Baschetto
Tema relacionado: